Comportamientos cancerígenos

 6 de abril de 2022

En la cama, a las seis de la mañana, ya sin esperanzas de echar otra cabezada, mi mente da vueltas a la idea de que el cáncer es una enfermedad de sobreproducción. De crecimiento fulminante. Predispuesta hacia los abismos del descontrol. Los tumores son propiciados por células que desarrollan estrategias moleculares incapaces de frenar por sí mismas. Estrategias que les proporcionan una autopropulsión que les permiten acelerar. Crecen por el mero hecho de hacerlo. Se desentienden de la sincronía con el resto de las células. Colonizan nuevos tejidos y órganos. Aunque el cuerpo vaya enfermando. Y si no se atajan, no se detienen hasta la aniquilación del organismo.


A las seis y media, antes de levantarme, escucho en la radio una cascada de noticias empresariales. Un prestigioso economista habla de las bondades del marketing para impulsar las ventas. Necesitamos elevar el PIB. Ampliar. Acelerar. Ganar más. Crecer por el mero hecho de hacerlo. Favorecer aún más el consumo. Colonizar nuevos mercados. Maximizar beneficios a costa de cualquier otra circunstancia. ¿Se comporta nuestro sistema capitalista como un cáncer?

Vamos perdiendo sincronía con el entorno. Nuestro planeta muestra ya severos síntomas de extenuación. Expoliamos recursos descontroladamente. Sabemos que el clima, los suelos, la naturaleza se van enfermando. ¿Estamos actuando como células tumorales?


En estos tiempos acelerados, se favorece el consumo de acontecimientos. Todo se agita rápido para que se decanten de la razón a la emoción. Un titular sucede a otro con celeridad. Se provocan muchos destellos fugaces. El bombardeo rápido y disperso de datos y noticias dificulta cada vez separar lo veraz de lo falso. Las mayores audiencias se logran editando carruseles vertiginosos de imágenes. La información se predispone hacia los abismos del descontrol. ¿No es este un comportamiento cancerígeno? ¿Qué tratamiento nos debemos aplicar?

Uno sospecha que es conveniente reflexionar más. Interrogarse sobre qué queremos y necesitamos realmente. Repensar si deseamos esclavizarnos ante las promesas de una vida cada vez más cómoda y más veloz. Buscar una mirada con otra perspectiva más profunda de la realidad. Desacelerar el ritmo de muchas actividades. Consumir menos. Reestablecer sincronías.


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