¿Y si...?

12 de mayo de 2022

Ayer le conté a mi madre que salía de Pamplona. Que me iba de excursión. Un breve paseo entre prados y bosques. Puso un gesto fosco. La noté nerviosa. Empezó a vislumbrar muchos peligros.

¿Y si te pierdes? ¿Y si tienes fiebre? ¿Y si te da un mareo? ¿Y si te entra el hambre? ¿Y si te tuerces el tobillo? ¿Y si te pica una avispa? ¿Y si te enfrías? ¿Y si llueve? ¿Y si la piel se te enrojece? ¿Y si te duelen las manos? ¿Y si no puedes conducir?

Sobre la una y media, la primera vez que me he despertado esta madrugada, me encontraba en medio de una siniestra oscuridad. Me he notado muy azorado. Respiraba a gran velocidad. Mi mente miraba hacia barrancos escarpados. Con fondos impenetrables. Entre las sábanas, buscaba desesperadamente refugio al abrigo de la tormenta.

A las tres de la mañana he vuelto a desvelarme. Dudaba. Me he descubierto fantaseando en la cama. Algo desorientado. Con cierta agitación interna. Haciéndome preguntas.

¿Y si el hígado no me funciona? ¿Y si ya no puedo controlar el movimiento de mis dedos? ¿Y si me da un infarto? ¿Y si el riñón ya no filtra la sangre? ¿Y si las válvulas del corazón degeneran? ¿Y si los nervios se me inflaman? ¿Y si la bilirrubina se dispara? ¿Y si Marimar enferma? ¿Y si mi anemia se agrava? ¿Y si la neuropatía es severa? ¿Y si las manos me tiemblan? ¿Y si no soporto la quimioterapia? ¿Y si me da un trombo? ¿Y si el TAC de la próxima semana desvela que el cáncer sigue galopando veloz por mi cuerpo?

Hoy, en una mañana plena de luz, me acaricia una ligera brisa. Mis pies caminan con sosiego. Disfrutando entre prados muy verdes. Sintiendo el amarillo intenso de las flores de la genista. Alegrándome de la mansedumbre destilada por vacas y ovejas. Gozando de un nuevo despliegue de las hojas tiernas de los robles. Escuchando entre sus ramas sinfonías repletas de trinos. 

¿Y si…? 

Redirijo rápidamente mi mente. Miro atentamente a un viejo acebo de porte arbóreo. Hojas duras. Verdes y brillantes. Corteza lisa. Tronco grueso. Me serena pensar que pueda ser centenario.

Suena el móvil. ¿Y si…? Se enciende otra alerta. ¿Qué es lo que en realidad me da tanto miedo?

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